El estado de Yucatán se suma a los esfuerzos por desarrollar combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) mediante el aprovechamiento de residuos orgánicos. En esta ocasión, el proyecto utiliza el nejayote —subproducto de la nixtamalización del maíz— combinado con restos del cultivo de henequén, específicamente la piña de henequén, explicó Juan Carlos Chavarría Hernández, investigador de la Unidad de Energía Renovable del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).
En entrevista con A21, el doctor en Ingeniería, quien lideró el proyecto galardonado con el Premio Airbus SAF 2025, detalló que a través de un trabajo experimental lograron obtener etanol a partir de dichos residuos. Posteriormente, aplicaron las tres etapas del proceso Alcohol-to-Jet (ATJ), utilizando catalizadores desarrollados por su equipo en los últimos años, hasta producir SAF que fue finalmente separado mediante destilación.
“Hicimos la simulación de obtención de SAF a una escala relativamente pequeña todavía, en volúmenes de 7 mil litros al día aproximadamente. En el laboratorio usamos mililitros y la simulación fue con software tanto para la producción de bioetanol como de SAF”, precisó.
El especialista señaló que a partir de la simulación se determinaron los balances de materia y energía -la que se requiere suministrar en cada parte del proceso- y con la utilización del software se determinaron los precios, los costos de inversiones, así como los costos operativos de ambas plantas, información que fue complementada con cotizaciones de equipos y reactivos.
Además, añadió, se calcularon los costos asociados al transporte de las materias primas y productos, y a partir de todos los datos económicos se hizo la propuesta de negocio.Chavarría Hernández comentó que en este proceso intervinieron tres instituciones: en el CICY se llevó a cabo toda la parte experimental y la simulación de la planta de bioetanol; la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) hizo la simulación de la planta ATJ y el análisis de ciclo de vida del proceso completo (ACV), mientras que los cálculos económicos y la parte financiera la hicieron colegas de la Universidad Privada de la Península (UPP).
“Todos estos cálculos a esta escala constituyeron la parte fuerte de nuestra propuesta, y después hicimos un cálculo de cuánto se podría obtener de SAF ya considerando todo el nejayote que se produce nacionalmente y también, como no hay tanto henequén, consideramos reportes de otros residuos lignocelulósicos con rendimientos reportados para estimar un volumen potencial de SAF a escala nacional”, dijo.
Despiertan interés de una empresa local
El investigador de la Unidad de Energía Renovable del CICY manifestó que existe interés de una empresa local para la producción del SAF, por lo que ya han tenido algunas pláticas y se evalúa qué materia prima podría utilizarse.
El doctor en Ingeniería confió en que sí se pueden desarrollar proyectos en el país y de preferencia cerca de los aeropuertos: “Yo creo que eso sí es factible”, señaló.
Reconoció que en el país no se tienen tecnologías bien desarrolladas, pero se está trabajando en las rutas HEFA y la ATJ -por el tipo de materias primas que pueden procesarse-, las cuales tienen potencial.
Indicó que, si se quiere hacer SAF en el país, probablemente se tenga que asimilar tecnología del extranjero en el corto plazo, pero al mismo tiempo se tiene que desarrollar la propia.
Empiezan a generar interés
Chavarría Hernández señaló que el interés del Gobierno por investigaciones relacionadas con combustibles sostenibles apenas comienza a cobrar fuerza. Aunque el Plan México incluye un apartado denominado Plan SAF, la propuesta principal hasta ahora se enfoca en obtener este combustible a partir de los excedentes de la producción de caña de azúcar.
Además, dijo, trabajan en la hoja de ruta para el desarrollo de SAF en México, donde está involucrado Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y las aerolíneas.
“El ambiente sí me parece que es favorable para poder darle un impulso al desarrollo de SAF en el país; las instituciones a lo mejor no están muy enfocadas en eso, porque es bastante reciente, pero hay muchas capacidades de investigación en las universidades públicas y en los centros de investigación”, externó.
Añadió que la amplia tradición de México en la refinación de petróleo, así como su experiencia en la transformación de moléculas de hidrocarburo en combustibles, puede aprovecharse y adaptarse para enfocarse en el desarrollo de SAF.
“Yo creo que hace mucha falta que las universidades se enfoquen más en ese tipo de proyectos y yo creo que eso ya puedo ocurrir ahora que ya hay un interés por parte del Gobierno; es lo primero que se necesita, que haya una ley -la de biocombustibles-, que haya las bases, los procedimientos y la normativa y con ello detonar la investigación y desarrollo tecnológico en las universidades y centros de investigación”, puntualizó.
El investigador externó que desde el CICY estarán empujando desde “su trinchera” y seguirán participando en las mesas de trabajo, mismas que pueden ayudar a definir la política pública.
“Vamos a seguir enfocados en el desarrollo de estos procesos, con la idea de en un futuro de mediano y largo plazo poder transferir la tecnología y que se pueda producir el SAF en nuestro país”, aseveró…